Influencias literarias en Van Gogh. VI: Influencia del Naturalismo: Émile Zola, Guy de Maupassant, Alphonse Daudet y Camille Lemonnier.
De este movimiento Vincent van Gogh lee a autores como Émile Zola, Guy de Maupassant y Alphonse Daudet. Si bien es cierto que los hermanos Goncourt pueden ser considerados como pertenecientes al Naturalismo, serán analizados junto a Pierre Loti como parte del Impresionismo literario, movimiento que ellos mismos crearon. En el cuadro de 1887 Nature morte: trois livres (Imagen 32) se observan tres obras: Braves Gens de Jean Richepin, La fille Élisa de los hermanos Goncourt y Au bonheur des dames de Zola. Más tarde, en la carta del 4 de mayo de 1888 el pintor escribe: «He leído nuevamente La dicha de las damas de Zola, y me gusta más cada vez que lo hago» (1888a). Imagen 32: Van Gogh, Naturaleza muerta: tres libros (1887) No obstante, Van Gogh no solo lee como un mero lector pasivo que comenta si le ha gustado o no un libro, sino que queda hechizado por las palabras del francés, sobre todo por el carácter ecfrástico de su literatura: «Todavía estoy bajo el hechizo de los libros de Zola. Qué pintados están esos Halles» (1882h), recordando aquí la novela El vientre de París. El pintor absorbe las páginas que devora durante día y noche, páginas que le evocan recuerdos de tiempos pasados y le sirven de inspiración para sus pinturas, tomando partido hasta mancharse: «Leímos La Tierra y Germinal, y si pintamos un aldeano, nos encantaría mostrar que esta lectura acabó por encarnarse un poco en nosotros» (1888j). El 22 de mayo de 1885 le pide Germinal de Zola a su hermano Theo porque le gustaría mucho leerla (1885a). Seis días después, comienza así la carta 505: «Mi querido Theo, acabo de recibir Germinal, que comencé de inmediato. He leído 50 páginas y me parece espléndido. También caminé allí una vez» (1885b). Esta novela le recuerda los meses que vivió en Borinage junto a mineros y campesinos, y le anima a crear varios retratos de campesinos entre mayo y julio, encarnando de nuevo ese tópico naturalista de Las espigadoras de Millet, que ya había inspirado a Van Gogh años antes para crear otros dibujos y pinturas. En la siguiente carta, la 506, escrita el 2 de junio de 1885, copia para su hermano fragmentos de esta obra de Zola y promete enviar «un retrato que no pude evitar pintar después de leer Germinal» (1885c), refiriéndose a Mujer campesina, Retrato de Gordina de Groot (Imágenes 33 y 34). El pintor entiende al naturalista Émile Zola como una continuación del realista Honoré de Balzac ya desde una carta de 1882, refiriéndose a Zola como «Balzac II»: Pero lo que encuentro bastante agradable es que también has leído El vientre de París recientemente. También he leído Nana. Escucha, Zola es en realidad Balzac II. Balzac I retrata la sociedad de 1815-1848, Zola comienza donde lo deja Balzac y continúa hasta Sedán o más bien hasta la actualidad. Creo que es absolutamente magnífico. Ahora debo preguntarte qué piensas de madame François, que recoge al pobre Florent mientras yace inconsciente en medio de la calle por donde pasan los carros de verduras y lo deja viajar con ella. Aunque los otros vendedores de verduras gritan: '¡Déjalo tirado ahí, es un borracho! No tenemos tiempo para recoger a los hombres tirados en la cuneta', etc. (1882g). Además, sobre esta cita epistolar resulta oportuno mencionar que Vincent incluye dos títulos de Émile Zola para intentar justificar ante su hermano su relación con Sien. En Nana, el padre del Naturalismo aporta una perspectiva diferente y más humana de las prostitutas. Por otro lado, el pintor alude a la bondad que representa madame François en El vientre de París. Así pues, considero evidente no solo la elección deliberada de dichos títulos, sino también la influencia de la literatura zolesca en la personalidad de Vincent. Imagen 33: Van Gogh, Retrato de una mujer campesina (1885) Imagen 34: Van Gogh, Mujer campesina, Retrato de Gordina de Groot (1885) Aparte de leer las obras ya mentadas, Van Gogh interpreta otras novelas de Zola y las asimila a su realidad: «En La Obra de Zola lo que me llega más al alma es esta figura de Bongrand-Jundt. Lo que dice es tan cierto: ¿Ustedes creen, desdichados, que cuando el artista ha conquistado su reputación y su talento, está a salvo de todo? Por el contrario, entonces en lo sucesivo le está prohibido producir nada que esté bien» (1888h). Sobre esto, Lourdes Cirlot y Laia Manonelles explican en su publicación Procesos creativos y trastornos psíquicos (2011) que el pintor está relacionando la novela del representante del Naturalismo con su amigo Gustave Adolphe Jundt, también pintor, quizá debido a su peculiar manera de representar la naturaleza con un estilo que se encuentra entre lo romántico y lo naturalista. Otro momento en el que Van Gogh incorpora lo leído a lo vivido es en una carta de julio de 1888 que comienza de esta forma: «Mi querido hermano: Di un paseo por Mont Majour junto a mi amigo el subteniente. Los dos solos exploramos el viejo jardín y nos hicimos con unos magníficos higos. Hubiera hecho pensar en el Paradou de Zola si eso hubiera sido más grande» (1888e). Aquí conecta la realidad que está presenciando con un maravilloso jardín ficticio que pertenece a la novela La caída del abate Mouret. Así pues, resulta posible defender que no solo lee y relee, sino que esta literatura que consume le influye en su cotidianeidad y, por tanto, en su creación pictórica. En esa misma carta de julio de 1888 Van Gogh dice tener una similitud física con Guy de Maupassant, otro escritor naturalista francés: «en el sentido físico empiezo a parecerme a él» (1888e). Este último es una gran influencia para Van Gogh, y prueba de ello son las numerosas ocasiones en las que lo cita. Un tema recurrente en las cartas a lo largo de los años es la figura de Maupassant como retratista en la literatura y la voluntad de Van Gogh de ser como él, pero en lo relativo a la pintura. La influencia de la creación literaria de Guy de Maupassant lleva al pintor incluso a plantearse cambiar su forma de crear y abandonar los paisajes y las naturalezas muertas: «Lo mejor que se podría hacer sería, bajo todos los puntos de vista, hacer retratos de mujeres y de niños. Pero me parece que no sería yo quien se encargaría de eso; no me siento un señor bastante Bel Ami para esto» (1888a), y continúa insistiendo en esta idea de un artista que realice etopeyas y prosopografías como Maupassant, pero en pintura: «me contentaría, lo vuelvo a decir, muchísimo si en pintura nos llegara un hombre a lo Guy de Maupassant para pintar alegremente las bellas personas y las cosas hermosas de estos lugares. Vendrá alguien que será en la figura pintada lo que Claude Monet es en el paisaje» (1888a). Esta idea pervive en el artista neerlandés incluso hasta pocos meses antes de su muerte: «¡Ah… cómo me encantaría pintar caras tal y como Claude Monet pinta los paisajes!» (1889i). Asimismo, Van Gogh presenta a este autor como un refugio, esto es, como alguien que le hace sonreír en momentos en los que solamente necesita eso y no lo encuentra en otros lugares. Y la Literatura se lo ofreció: «puedo contar tantos años de mi vida en los que perdí por completo toda inclinación a reír, dejando de lado si esto fue culpa mía o no, necesitaba sobre todo reírme. Lo encontré en Guy de Maupassant» (1887). Por el contrario, el mismo Maupassant representa en 1889 y 1890 la paranoia, la inquietud y el insomnio que siente el pintor en el hospital psiquiátrico recordando el relato corto de terror El Horla: «En mi fiebre o locura mental o nerviosa, no sé muy bien qué decir ni cómo nombrarlo, mis pensamientos navegaron por muchos mares. Hasta soñé con el barco fantasma holandés y El Horla, y parece que incluso canté» (1889d). De nuevo, las ideas que leemos en las cartas sugieren una identificación de Vincent con un personaje literario, en este caso con el protagonista de El Horla: «No cabe duda, la soledad es peligrosa para una inteligencia que trabaja» (Maupassant, 1882: 22). Además, cabe mencionar la proximidad psicológica y vital que existe entre el escritor naturalista francés, Van Gogh y el personaje que el primero crea para protagonizar su obra, pues tanto el francés como el holandés sufren episodios de locura y tentativas de suicidio que los llevan a un hospital psiquiátrico y a la muerte, con tan solo tres años de diferencia. Maupassant, por tanto, no solo sirve de inspiración para la creación de Terraza de café por la noche (Imagen 11), como vimos en el epígrafe 3.5., sino que también influye notablemente en las reflexiones del artista. En mi opinión, no puede ser casualidad que en 1887 represente una edición de 1885 de Bel-Ami junto con una estatuilla de yeso, una rosa y un ejemplar de Germinie Lacerteux, de los hermanos Goncourt (Imagen 37). La estatuilla de yeso ?reproducida en numerosos cuadros y dibujos como se puede ver en las imágenes 35 y 36? es producto de las clases que toma Van Gogh cuando llega a París para mejorar en su pintura de figuras, seguramente influido por Maupassant, y la obra de los Goncourt se entiende aquí como una muestra de la vida tal y como es: «si se quiere la verdad, la vida tal como es, De Goncourt, por ejemplo, en Germinie Lacerteux, La fille Elisa, Zola en La joie de vivre y L'assommoir y tantas otras obras maestras pintan la vida como nosotros mismos la sentimos» (1887). Imagen 35: Van Gogh, Estatuilla de yeso de un torso femenino (1886) Imagen 36: Van Gogh, Venus con sombrero (1887) Imagen 37: Van Gogh, Bodegón con una estatuilla de yeso, una rosa y dos novelas (1887) Otra gran influencia del movimiento naturalista en Vincent van Gogh es Alphonse Daudet por su observación y perspectiva: «Y justamente aquellos que has nombrado, Turgueniev y Daudet, no trabajan sin dejar de observar a su alrededor y su objeto» (1886a). Daudet le supone sobre todo evasión y entretenimiento por sus novelas de aventuras. Analizando sus relaciones epistolares, podemos afirmar que Van Gogh lee El inmortal, Numa Roumestan, El evangelista, Sapho, El Nabab, Tartarín de Tarascón y Tartarín en los Alpes, siendo estas dos últimas novelas las que dejan una mayor huella en el artista. Unos meses después de llegar a Arlés, el pintor recurre a la lectura de novelas de aventuras para tratar de ahuyentar las ideas que le atormentan, pero incluso ahí, en Tartarín ?donde descubre un Tartarín-Quijote con el que se identifica?, encuentra un realismo y un decadentismo que relaciona con Daumier y con la ciudad que habita, y así lo plasma en 1888 en La diligencia de Tarascón (Imagen 38): «Sí, estoy contento con mi suerte; no es una región soberbia y sublime, es todo algo sacado de Daumier hecho realidad. ¿Ya releíste los Tartarins? ¡Ay, no te olvides de hacerlo! ¿Recuerdas en Tartarín el lamento de la vieja diligencia tarascona, aquella página maravillosa? Bueno, acabo de pintar ese carruaje rojo y verde en el patio de la posada. Ya la verás» (1888u). Van Gogh se ve influido por los personajes ficticios que aparecen en los libros. Empatiza con ellos, como ocurre con este carruaje que se lamenta en el episodio tercero de la novela de Alphonse Daudet: ¡Dios sabe las gentes que llevo! Montones de infieles que no se sabe de dónde vienen y que me llenan de bichos; negros, beduinos, soldadotes, aventureros de todos los países, colonos harapientos que me apestan con sus pipas, y, a todo esto, hablando una lengua que no hay quien la entienda. Además, ¡ya ve usted cómo me tratan! ¡Nunca me cepillan, nunca me lavan!... ¡Untarme los ejes! ¡Ni por asomo!... En lugar de aquellos caballetes, buenos y tranquilos, estos caballitos árabes, que tienen el demonio en el cuerpo, se pelean y se muerden, bailan como cabras al correr y me rompen las varas a coces... ¡Ay!, ¡ay!... (Daudet, 1872: 111). Además, utiliza estas obras del escritor francés para explicar el 17 de enero de 1889 ?un mes después la partida de Paul Gauguin de La casa amarilla? cómo es Gauguin, relacionando así las promesas incumplidas de Bompard en Tartarín en los Alpes con la amistad de su antiguo compañero. De esta forma, la carta 736 supone otro ejemplo del código cultural y literario que utiliza Vincent con su hermano: Tal vez tomo todas estas cosas demasiado en serio, y tal vez estoy demasiado triste por ellas. ¿Ha leído Gauguin alguna vez Tartarín en los Alpes, y recuerda al ilustre amigo de Tartarin de Tarascon que tenía tal imaginación que de un solo golpe imaginó toda una Suiza imaginaria? ¿recuerda el nudo en una cuerda redescubierta en lo alto de los Alpes después de la caída? Y tú, que quieres saber cómo sucedieron las cosas, ¿alguna vez has leído todo Tartarín? Eso te enseñaría a reconocer bastante bien a Gauguin. Le insto con toda seriedad a que vuelva a leer ese pasaje del libro de Daudet. Durante tu viaje hasta aquí, ¿pudiste fijarte en el estudio que pinté de la diligencia de Tarascón, que como sabes se menciona en Tartarín el cazador de leones? (1889c). Imagen 38: Van Gogh, La diligencia de Tarascón (1888) Van Gogh no solo se adentra en el Naturalismo con Daudet, Zola y Maupassant, aunados estos dos últimos en otra carta —«¿Leíste Fuerte como la muerte, el nuevo libro de Guy de Maupassant; de qué trata? En El sueño, de Zola, encontré algo similar; encontré muy bella la figura de mujer, la bordadora y la descripción del bordado, completamente en oro» (1889j)—, sino que también se ve influenciado por el belga Camille Lemonnier. Este último escribe obras defendiendo novelas realistas, otras de carácter naturalista y, finalmente, publicaciones que se acercan al decadentismo y al simbolismo. Sin embargo, nos interesa agruparlo junto a Zola y Daudet en su etapa naturalista, pues así lo hace el propio Van Gogh en la carta enviada a su hermano a mediados de junio de 1883, cuando comenta un dibujo de su amigo Van Rappard que representa una fábrica: «¿Sabes cómo es el dibujo de Rappard? Es como si uno estuviera leyendo una descripción de una fábrica de Zola o Daudet o Lemonnier» (1883f). Como se puede comprobar en la alusión a Ceux de la glèbe, de Camille Lemonnier, en la carta 752, de 24 de marzo de 1889 a su hermano Theo, Van Gogh se siente atraído por las ásperas historias de campesinos que luchan día tras día contra la tierra: «He devorado dos capítulos, es tan serio, tan profundo. Espera a que te lo envíe. Esta es la primera vez en varios meses que cojo un libro. Esto me cura de una manera considerable y me ayuda bastante» (1889f). Con ello advertimos una vez más la función sanadora que la Literatura tiene para la apenada mente del pintor. Bibliografía: VAN GOGH, V. (1882g). “Carta Nº 250, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let250/letter.html> [cons. 6/11/22]. VAN GOGH, V. (1882h). “Carta Nº 251, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let251/letter.html> [cons. 2/11/22]. VAN GOGH, V. (1883f). “Carta Nº 355, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let355/letter.html> [cons. 3/11/22]. VAN GOGH, V. (1885a). “Carta Nº 502, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let502/letter.html> [cons. 6/11/22]. VAN GOGH, V. (1885b). “Carta Nº 505, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let505/letter.html> [cons. 6/11/22]. VAN GOGH, V. (1885c). “Carta Nº 506, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let506/letter.html> [cons. 6/11/22]. VAN GOGH, V. (1886a). “Carta Nº 560, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let560/letter.html> [cons. 4/11/22]. VAN GOGH, V. (1888a). “Carta Nº 604, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let604/letter.html> [cons. 28/10/22]. VAN GOGH, V. (1888e). “Carta Nº 638, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let638/letter.html> [cons. 8/11/22]. VAN GOGH, V. (1888h). “Carta Nº 660, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let660/letter.html> [cons. 8/11/22]. VAN GOGH, V. (1888j). “Carta Nº 663, a Willemien”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let663/letter.html> [cons. 8/11/22]. VAN GOGH, V. (1888u). “Carta Nº 703, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let703/letter.html> [cons. 3/11/22]. VAN GOGH, V. (1889c). “Carta Nº 736, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let736/letter.html> [cons. 2/11/22]. VAN GOGH, V. (1889d). “Carta Nº 739, a Gauguin”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let739/letter.html> [cons. 28/10/22]. VAN GOGH, V. (1889f). “Carta Nº 752, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let752/letter.html> [cons. 3/11/22]. VAN GOGH, V. (1889i). “Carta Nº 768, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let768/letter.html> [cons. 28/10/22]. VAN GOGH, V. (1889j). “Carta Nº 777, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let777/letter.html> [cons. 2/11/22]. Extraído de “La influencia de la Literatura en la Pintura: análisis comparativo de la experiencia literaria y de la obra de Vincent van Gogh” por Pablo Maroto
Return to Visitor Submissions page
Return to main Van Gogh Gallery page