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INFLUENCIAS

I.5 Otras Influencias Literarias: Últimos Comentarios


Introducción. De los artículos anteriores podría deducirse que hay una relación directa y simple entre las obras leídas por Van Gogh y su comportamiento como persona y como artista. Nada mas lejos de la realidad, la relación causa-efecto suele transcurrir por intrincados y complejos mecanismos y está sujeta a la influencia de múltiples circunstancias, muchas de las cuales ni el mismo sujeto perceptor es capaz de detectar. Por esta misma razón, no siempre una misma causa origina idénticas respuestas al actuar sobre una misma persona. Si es complejo determinar la relación causa-efecto en personas normales, lo es mucho más cuando se trata de un genio, en el que la respuesta puede ser impredecible.

En este artículo intentamos, no sin osadía, tratar de conocer el mecanismo a través del cual se han producido ciertos comportamientos en la vida y obra de Van Gogh. Vamos a intentar ver cómo Naturaleza, Religión, Amor, Literatura y Pintura se entremezclan en una determinada ocasión con unos determinados resultados.

 

Naturaleza y Religión. En Van Gogh, además de las características peculiares de su personalidad, existen dos vínculos subyacentes, su profundo amor a la Naturaleza y su no menos profunda formación religiosa, que como dos raíles conducen su vida y su obra y, sin ellos, no es comprensible ni una ni otra. Ambos vínculos tienen su origen en su infancia. El primero surge de forma espontánea, tal vez como compensación, o como consecuencia, o como necesidad de expansión de su vida interior, y del retraimiento social manifestado desde su más tierna edad.

La religión le invade por influencia familiar, en el seno de su propio hogar, tanto más cuanto su padre es un pastor de la Iglesia Reformada Holandesa.

Ambos vínculos se desarrollaran en la madurez y, si en un principio son dos fuerzas paralelas que ocasionalmente se encuentran en algún punto, al final acabarán confluyendo en una sola cosa en la que Naturaleza y Deidad se funden constituyendo una unidad panteísta. Esta confluencia es propiciada por los conocimientos adquiridos en sus lecturas pero, el motor del cambio, el catalizador que provoca la reacción, es el amor a una mujer, a su prima Kee.

 

Van Gogh y Literatura. Conviene recordar la importancia que tiene para Van Gogh la palabra escrita, siempre y cuando esté llena de contenido, cuando las palabras son capaces de describir hechos, sentimientos, paisajes o situaciones con la claridad de una imagen.

Van Gogh decía que prefería palabras llenas de significado y dichas con el corazón - y ponía como ejemplo a Michelet- que mucha palabrería vana, tan vacía como fácil de repetir.

 

Van Gogh y La Mujer. Es destacable advertir cómo la vida de un hombre, que nunca disfrutó de un gran amor, que nunca pudo constituir una verdadera familia, está tan fuertemente marcada por la influencia femenina. Si el rechazo de una mujer, Eugénie Loyer, transforma en pésimo a un empleado modélico y le induce, indirectamente, a entrar en religión, el rechazo de otra mujer, Cornelia Vos-Stricker, "Kee", le llevaría a rechazar sus creencias religiosas, con lo que uno de los dos vínculos que sostienen su vida y su obra se resiente.

Finalmente, otra mujer, su cuñada Jo, habría de elevarle a la fama. Se cumple con ella el dicho de que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer.

 

El derrumbamiento de la ortodoxia religiosa de Van Gogh. La religión del reverendo Van Gogh, y en general la de los clergymen, estaba basada en la fe, en las creencias, y por tanto, poseía un fuerte componente abstracto, en tanto que la religión personal del pintor está basada en la piedad, en la necesidad de dar y recibir consuelo, y por tanto es una religión activa, apoyada en lo real y en lo concreto. Siendo ambas posiciones perfectamente ortodoxas, el enfrentamiento se origina no cuando la Iglesia Holandesa Reformada le retira a Vincent van Gogh su ayuda en Borinage, sino cuando se produce el segundo rechazo amoroso.

Cuando sus pretensiones amorosas no son aceptadas, Van Gogh tiene frente a sí no solo la negativa de Kee, sino la muralla infranqueable de su padre, el reverendo Van Gogh, y de su tío y padre de Kee, el reverendo Stricker. Ellos, la religión que ellos practican y predican, tienen como secuestrada a Kee: "... ella se encuentra como en una prisión, no puede hacer lo que desea y siente una especie de resignación, y yo creo que el Jesuitismo de la religión y de las señoras pías hacen más impresión en ella que en mí... pero ella cree en ellos y no puedo luchar" (Carta 164 de Diciembre de 1881).

De su tío Stricker, a quien admiraba por sus escritos, sus sermones y anteriores conversaciones (c. 109 y 110) dice, tras una entrevista infructuosa con él (c. 164): "...tuve una sensación como si hubiera estado mucho tiempo contra la fría y dura pared blanqueada de una iglesia". Con esta expresión parece como si estuviese haciendo referencia a la hipocresía farisaica, a los sepulcros blanqueados del Evangelio.

En cuanto a su padre, dice también en la última carta citada: "No puedo reconciliarme con el sistema de Padre, que me oprime y me ahoga. Yo también leo la Biblia, como leo a Michelet, Balzac o Eliot; pero veo cosas muy diferentes a las que él ve. No puedo hallar de ninguna manera lo que él deduce con su estilo académico".

Van Gogh se siente en estos momentos más inclinado a recibir consejo de otros autores que de su padre o de la Biblia: "... cuando leo, lo hago porque conocen la vida mejor que yo, y por eso aprendo de ellos".

El poeta alemán Heinrich Heine, de quien Van Gogh copió algunos poemas, tras ser rechazado también por su prima, se convirtió en un libertino para vengarse de ella. Vincent, poco después del rechazo de Kee, convivió con una prostituta, Sien, con la que quiso casarse. No hay duda que está pensando en ella cuando escribe: " ...me importa poco todo eso de lo que es bueno o malo, moral o inmoral... ciertamente es imposible saber siempre lo que es bueno o malo, moral o inmoral... creo que la vida sin amor es un pecado, es inmoral". Se observa cómo poco a poco Van Gogh se va alejando de su ortodoxia.

Vincent responsabiliza a la religión de ser un obstáculo invencible para conseguir algo tan vital para él como el amor, algo tan necesario, hasta físicamente, como tener una esposa, y ello le lleva a conclusiones y expresiones cada vez más duras:

Si una vez, en 1977, (c. 109-110) dijo: " cuando el ruido cesa, la voz de Dios se oye bajo las estrellas", ahora dice: "En cuestiones de amor, no le pregunto a mi cabeza lo que debo hacer, sino a mi corazón" (c.157), y en la carta 158: "Dios sería una simple palabra vacía si uno estuviese obligado a esconder su amor y no le estuviese permitido obedecer los dictados de su corazón".

En la carta 164 empieza a equiparar el concepto de Dios con el de Naturaleza: "... y yo no creo que lo que algunos llaman Dios, otros, Supremo Ser, y otros, Naturaleza, sea irracional y sin piedad".

Más adelante, en la misma carta escribe: "... para mí que el Dios de los clergymen está tan muerto como el clavo de una puerta, pero ¿soy ateo por eso? Los clergymen así lo consideran,... pero yo amo y vivo... y si vivo es que hay algo misterioso en ello, llámese Dios o naturaleza humana... hay algo más vivo y real, y eso es Dios o algo tan bueno como Dios. Claramente se observa que para Van Gogh el Dios muerto es el que muestran los pastores, pero no ese gran ser que es el verdadero rostro de Dios.

Mas adelante continua: "Amo a Kee... porque creo en la vida y en lo real, ya no creo en cosas abstractas como antes, cuando yo tenía las mismas ideas que Kee tiene ahora acerca de Dios y de la religión".

También en esta carta 164 hace referencia a Theo de una conversación tenida con su padre: "... que era terrible todo su sistema religioso, y, precisamente porque profundicé en esas cuestiones durante un período desgraciado de mi vida, no quiero pensar en ello nunca más, y debo alejarme de ello como de algo funesto". Terribles palabras que Van Gogh, con razón o sin ella dirige a su padre, que, como pastor, debieron herirle en lo más hondo sobretodo viniendo de su hijo, y que muestra lo duro y desagradable que el pintor podía ser cuando se irritaba.

Para completar este contexto conviene volver atrás, a la carta 161, en la que dice: "Ahora mira a Michelet y Beecher Stowe; ellos no dicen que el Evangelio ya no tiene valor, sino que enseñan cómo puede ser aplicado en nuestro tiempo, en esta vida nuestra, por ti y por mí. Por ejemplo, Michelet expresa en voz alta cosas que el Evangelio solo susurra".

En otra ocasión escribiría a su hermano: " No te debes asombrar cuando, aún con el riesgo de que me tomes por fanático, yo te digo que en amor, creo que es absolutamente necesario creer en Dios (lo que no significa que tu debas creer todos los sermones de los clergymen, y los argumentos y el Jesuitismo de las intolerantes y gentiles mojigatas, lejos de ello), para mi, creer en Dios es sentir que hay un Dios, no muerto, sino vivo, urgiéndonos a amar con una fuerza irresistible".

La Biblia no escapa tampoco a sus críticas; en la carta W 1 a su hermana Wil, escrita en el verano-otoño de 1887 en París, dice:

" ¿Es la Biblia suficiente para nosotros? Yo creo que hoy día, el mismo Jesús diría a todos los que se sienten lleno de melancolía "No es aquí, levántate y anda ¿Por qué buscas la vida entre los muertos?"

"...debería haber algo oral o escrito igualmente poderoso y revolucionario como fue la antigua revolución de los cristianos"

"Me alegro de haber leído la Biblia más cuidadosamente que mucha gente, porque alivia mi mente pensar que una vez existieron tales sublimes ideas. Pero así como las cosas antiguas eran muy hermosas, debo, con más razón, pensar en nuevas cosas hermosas".

Parece deducirse de estas palabras que la Biblia tenía unos contenidos sublimes pero que ya han quedado obsoletos y es necesario algo nuevo y tan bueno como lo fue la Biblia.

En la carta nº8 a Bernard, escrita en Arlés a final de Junio de 1888 se alegra de que su amigo lea la Biblia (Bernard fue un hombre religioso) pero también le hace una crítica amarga, pues considera que es un libro en el que no existen mas que judíos y todo lo que no sea judío es impuro. "Pero el consuelo de esa triste Biblia, que levanta nuestra desesperación y nuestra indignación, que nos desanima una y otra vez con esas pequeñas y necias historias contagiosas, el consuelo que contiene, como la semilla dentro de una dura almendra, es Cristo... Cristo que ha afirmado con toda certeza, la vida eterna, la infinitud del tiempo, la derrota de la muerte, y la necesidad y la razón de ser de la serenidad y la devoción".

Finalmente, en la carta a Theo nº 542, de Septiembre de 1888 comenta un artículo que él ha leído sobre el libro "Mi Religión", de Leon Tolstoy: " Entiendo que el autor trata de encontrar lo que permanece eternamente verdadero en la religión de Cristo, y que todas las religiones tienen en común... creo que su religión no puede ser una religión cruel que aumente nuestros sufrimientos, sino que al contrario, debe ser confortadora y debe inspirar serenidad, energía y coraje para vivir y hacer muchas cosas".

Como conclusión puede decirse que el fracaso amoroso con su prima Kee crea en Van Gogh un sufrimiento que no solo no encuentra consuelo en su religión, sino que ésta lo agudiza. Por ello, rompe con una religión que no le aporta soluciones a sus problemas, pero no adopta ninguna otra de las existentes, sino que se queda con un vacío interior en el que permanecen algunas ideas fundamentales: cree en Dios, en Cristo, en el amor, en la resurrección y en la existencia de otra vida. Van Gogh, tras el rechazo de su religión no es un ateo sino tan solo un hombre con ideas modernas pero religiosamente desorientado. El cientificismo de la época parece haber ocupado gran parte del espacio que corresponde a la religión.

Pero Van Gogh tiene profundamente arraigados sus sentimientos religiosos y no puede desprenderse de ellos totalmente. Así vemos como reaparece en momentos transcendentales: "A veces tengo una necesidad terrible de –diré la palabra?- religión; entonces me voy fuera de noche para pintar las estrellas" (c. 543). En esta frase parece como si le costara un esfuerzo reconocer y usar la palabra religión, al mismo tiempo que se aprecia cómo une religión con naturaleza. Nuevamente aparecería la necesidad de religión cuando pinta en Saint Rémy sus cuadros religiosos, y también diría de ellos "que no era volver a la religión".

La literatura - en la que la mayoría de sus autores preferidos son anticlericales – que no pudo separar a Van Gogh de su vocación religiosa de predicar entre los mineros, ahora, al cambiar las circunstancias, propiciaría la separación de su religión, pero Van Gogh también está sujeto a otras influencias en sentido opuesto, como las de su amigo el pintor Bernard y el escritor Zola, ambos profundamente religiosos.

Todo ello le llevaría a una terrible lucha interior, en su subconsciente, que afloraría en forma de pesadillas durante sus crisis en Saint Rémy. Pero aún antes de sufrir su primer ataque, le diría a Theo que cuando se sentía estresado tendía a tener ideas religiosas obsesivas.

 

Nuevo esquema religioso. Religión etimológicamente procede del latín (re-ligare, que significa volver a atar o unir) y sirve de unión entre el hombre y Dios. Cuando Van Gogh renuncia a su religión se queda sin ese nexo de unión, y si antes no encontraba consuelo, ahora, en su vacío religioso, mucho menos.

De los dos vínculos, Naturaleza y Religión, ésta, en cuanto organización religiosa, le falla, por lo que, en compensación, tiende a refugiarse en la Naturaleza pero una naturaleza sublimada y potenciada mediante su acercamiento a Dios. Esta simbiosis Dios-Naturaleza se ve favorecida por:

  1. El concepto Naturaleza es una idea muy aceptada en su época. En la carta 542 diría: " ¿No es casi una religión lo que estos sencillos japoneses nos enseñan, que viven en la naturaleza como si ellos mismo fuesen flores?

  2. Dios Creador ha hecho la Naturaleza, por tanto algo hay divino en las cosas y no solo en la religión.

  3. El naturalismo de algunos pastores de la dominocracia, como Laurillard o Spurgeon que, en su oratoria poética, aproximaban las ideas de Dios y Naturaleza, proporcionando así valores transcendentales a las cosas.

  4. La misma literatura romántica anticlerical pudo favorecer paradójicamente este acercamiento. Carlyle decía que: "Si se sustituye la idea de Dios por la de Infinidad o Eternidad, la idea de Iglesia por la de Templo de la Naturaleza, si la idea de Oración se sustituye por Trabajo, y la de Santo por Trabajador, se habría acabado con la superstición de la religión actual y elaborado una nueva y verdadera religión para los hombres honestos de nuestros días."

En nuestro modesto criterio Van Gogh no sustituye, sino que equipara estas ideas: Dios es igual a Infinidad y Eternidad, la Naturaleza es el gran templo de Dios, el Trabajo bien hecho es igual que la Oración y el Hombre trabajador y honesto es Santo. El valor del trabajo es reconocido aún hoy por el Opus Dei, y en general por la Iglesia Católica, y el propio Van Gogh tuvo el proyecto de pintar santos tomando como modelos personas e indumentarias de su tiempo.

En resumen, Van Gogh busca llenar su vacío espiritual potenciando la Naturaleza con su idea de la Deidad, de tal forma que naturaliza la idea de Dios o deifica la idea de Naturaleza, creando una especie de panteísmo, de tal forma que su visión del mundo se amplifica ya que en las cosas, en los paisajes o en las personas hay algo de la divinidad y por tanto existen en ellos valores transcendentales. Al mismo tiempo naturaliza conceptos religiosos como comparar resurrección con metamorfosis, o explicar la vida más allá de la muerte como vivida en otros planetas.

 

Influencia del nuevo concepto religioso en su obra. Esta nueva forma de ver el mundo no surge de la noche a la mañana, sino que va evolucionando con el tiempo hasta hacer su aparición a partir de su estancia en Arlés. Aunque las nuevas ideas pudieran estar larvadas, no salen a la luz en su obra hasta que Van Gogh cuenta con los conocimientos técnicos suficientes para poder expresar sus ideas a través de la pintura, ideas que no puede expresar con palabras. Es decir, que no surgen hasta después de su paso por París y tras un cierto tiempo de decantación en Arlés de toda esa información artística adquirida en la capital francesa y poder asimilar esa nueva y radiante Naturaleza que le ofrecía el paisaje mediterráneo.

La forma que emplea el pintor para expresar en sus cuadros esos valores transcendentes, sobrenaturales, puede tal vez deducirse de la carta nº 520 de 11 de Agosto de 1888: " Quisiera pintar hombres y mujeres con un halo de eternidad, lo que en otro tiempo estaba simbolizado por la aureola de los santos y que nosotros ahora tratamos de representar con la luminosidad y la vibración de nuestros colores". Los colores constituyen pues su principal medio de expresión, complementados ocasionalmente con el dibujo.

Por lo tanto, el color y el dibujo tienen un valor iconográfico particular para Van Gogh, con los que expresa en sus cuadros, además de su significado objetivo, un significado que va más allá de la literalidad de los mismos, y que constituye un lenguaje personal y subjetivo del artista, parte del cual conocemos por sus propias aclaraciones, pero que nos impide conocer el significado de otras obras.

Entre los cuadros de los que se conocen su significado transcendental se encuentran:

CUADROS

SIGNIFICADO

El Café de Noche (JH 1575)

Bajas pasiones humanas

La Habitación (JH 1608)

Paz

La Berceuse (JH 1671)

Para los marineros: Consuelo y confianza que da una madre al mecer la cuna

El Segador (JH 1782)

La Muerte

Rincón del Jardín del Asilo (JH 1849)

La angustia de los enfermos mentales

Olivos (JH 1856)

Huerto de Getsemaní

Dr. Gachet (JH 2014)

Melancolía

Campo de Trigo bajo Cielo Nublado (JH 2097)

Soledad

Mención especial merece Noche Estrellada (Starry Night) (JH 1731), en el que, según nuestro modesto parecer, se recoge la grandiosidad del encuentro entre Naturaleza y Deidad.

 

Períodos pictóricos. Según lo expuesto a lo largo de esta serie de artículos sobre la influencia de la Literatura en la obra de Van Gogh, podrían distinguirse, según la influencia literaria, tres períodos:

Periodo Holandés. En el que Van Gogh, influido por la Biblia, la literatura romántica y la literatura realista, hace una pintura social, casi como una versión pictórica de su vocación religiosa, en la que pretende dar a conocer las difíciles condiciones de vida de los campesinos y tejedores. Sus motivos son fundamentalmente personas, bien en retratos o realizando alguna actividad, y los cuadros de paisajes, casas y cosas son complementarios para la descripción del medio en que se desenvuelven sus protagonistas. Los tonos oscuros, y los claroscuros caravaggiescos, ayudan a dramatizar la situación.

Periodo Parisino. Es un período en que la literatura no ejerce una influencia apreciable, pues Van Gogh se encuentra con una vorágine de nuevas ideas en pintura: Impresionismo, Neoimpresionismo, Japonismo, que tiene que aprender y digerir. La temática de sus cuadros es errática, muy variada y se corresponde más con las técnicas a practicar o con los pintores con quienes salía a pintar.

Periodo Arlés-Saint Rémy-Auvers. Tras unos meses de estancia en Arlés, en los que se sedimentan los conocimientos adquiridos en París, Van Gogh entra en una etapa en el que la inmensa mayoría de sus cuadros corresponden a paisajes agrarios, paisajes humanizados en el sentido de que son paisajes en los que ha intervenido la mano del hombre. Es un período en que está muy en contacto con la naturaleza, no como en el período holandés con intencionalidad social, sino para representar la naturaleza sublime que él percibe, produciendo cuadros con significados transcendentes. El uso de colores vivos y puros, usados arbitrariamente y que no se corresponden con los colores reales, contribuyen sin lugar a dudas a conseguir los efectos deseados por el pintor.

Para terminar, surge una pregunta ¿el significado transcendental de algunos cuadros de Van Gogh tiene alguna relación con el simbolismo de Gauguin? Es un tema que valdría la pena estudiar en alguna ocasión.

José Navarro

Utrera (Sevilla) España. Agosto 2001.


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