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INFLUENCIAS

I.4 Otras Influencias Literarias: La Dominocracia


Introducción. Durante la mayor parte del siglo XIX, los pastores protestantes, los clergymen, desempeñaron un papel muy importante en la cultura holandesa. Este hecho ha sido denominado "dominocracia" en referencia a la palabra "domine", equivalente a preceptor o pastor. Los pastores fueron unos destacados líderes intelectuales de gran prestigio que, además de sus actividades eclesiásticas, practicaban otras en calidad de poetas, escritores, traductores o críticos de arte. Su ascendencia sobre la sociedad era tal que un porcentaje muy elevado de los estudiantes holandeses cursaba estudios teológicos.

Destacan Ten Kate (1819-1889) y Eliza Laurillard (1830-1908) en Holanda, así como Charles Haddon Spurgeon (1834-1882) en Inglaterra. P.C. Görlitz, compañero de habitación de Van Gogh en Dordretch, decía que Spurgeon era uno de los autores favoritos de Vincent.

De la dominocracia, en general, caben destacar algunos hechos que pudieron ejercer gran influencia sobre Van Gogh: la teología, las láminas, la cultura alemana, y sus ideas sobre la naturaleza.


La teología. En el siglo XIX se produce en Holanda un "revival" de los viejos dogmas protestantes, pero el padre de Vincent, el reverendo Van Gogh, pertenecía a la escuela teológica denominada Groningen School que se caracterizaba por no ser dogmática, por su humanismo y por su carácter evangélico.

En cierta ocasión el pintor dijo: "En cada iglesia yo veo a Dios, y es igual que sea un pastor protestante o un sacerdote católico el que predique, no es una cuestión de dogmas, sino del espíritu del Evangelio, y yo encuentro este espíritu en todas las iglesias." Esta manera de pensar tan humanista y poco dogmática se corresponde con la manera de ser y amplitud de miras de Van Gogh, no solo en materia religiosa, sino artística. El pintor está abierto a todas las corrientes artísticas y literarias extrayendo de cada una lo que considera más noble o más bello.


Las láminas. Durante el siglo XVIII, y con menos intensidad en el siglo siguiente, hubo pastores que publicaban, en forma de estampas o láminas, reproducciones de cuadros artísticos, con temas bíblicos o profanos que al dorso incluían pensamientos religiosos o morales relacionados con la imagen representada.

Estas láminas alcanzaron gran popularidad y, a través de ellas, la población adquiría cierta formación ética, al mismo tiempo que tenía acceso a obras pictóricas holandesas o de otros países. A veces estas estampas eran encuadernadas y constituían como un elemental libro de arte.

Estampas análogas se repartían en las escuelas o en las catequesis dominicales. Una reminiscencia de esta costumbre podía aún encontrarse en España hacia los años 1970, en las estampas de los niños que hacían su primera comunión, en las que al dorso se solía incluir alguna oración

Aunque en el siglo XIX estas imágenes estaban en decadencia, Van Gogh las conocía muy bien por el ambiente religioso de su familia. También tuvo ocasión de relacionarse con ellas en Londres, donde el pastor Spurgeon publicó un libro de "arte" análogo a los que se publicaban en Holanda, así como durante sus visitas en 1887 a la galería de su tío C.M. Van Gogh, y en Dordretch, cuando trabajaba en la librería de Blussé &Van Braam.

Parte de la temática de las láminas estaba relacionada con las parábolas de los Evangelios, como el sembrador, el segador, la viña, etc., temas que aparecen luego en la obra de Van Gogh, aunque no puede decirse que ésta haya sido inspirada exclusivamente por estas láminas, ya que, sin lugar a dudas, en la mente soñadora del artista pudieron existir estas imágenes desde su infancia, y, posteriormente, en su etapa de pintor uniría sus recuerdos infantiles, las imágenes de las estampas, y sus conocimientos de la realidad campesina para seleccionar la iconografía a emplear en cada cuadro.

Aún así, estas láminas son usadas a veces para interpretar el origen, el significado o la iconografía de algunas de sus obras.

Como ejemplo de esta influencia puede citarse la reproducción correspondiente a la obra de Van der Maaten titulado "Procesión funeraria a través de un sembrado", cuya lámina decoraba la pared de su habitación según él mismo escribe en la carta nº 30 fechada en París en Julio de 1875. Compárese esta lámina con los dibujos JH 428 (Paisaje nevado con la Torre Vieja) y JH 431 (Funeral en la nieve cerca de la Torre Vieja), o con el cuadro JH 507 (La Torre Vieja al atardecer).

Van der Maaten. Procesión funeraria a través de un sembrado.


La cultura alemana. En el siglo XIX la teología holandesa estuvo influida por la teología y la cultura alemanas. En la revista Kunstkronijk (Crónicas de Arte), la publicación mas importante sobre arte y en la que colaboraban muchos clergymen, aparecieron numerosos artículos sobre el arte en Alemania, especialmente durante la década de los 60.

En la década de los 70, Van Gogh leyó obras de autores alemanes como Heine, Uhland, Rückest y Goethe, que, aunque son citados pocas veces en sus cartas, algunos de sus poemas fueron copiados por Vincent en cuadernos para el pintor Matthijs Maris y para su hermano Theo.

Maris estuvo inspirado por el romanticismo alemán, y tal vez por eso Van Gogh relacionó la poesía de Heine con los cuadros de Maris.

Autores tan leídos por Van Gogh, como los escritores victorianos Carlyle y Eliot, estuvieron influidos también por la filosofía, literatura y teología alemanas. Hay que destacar que Carlyle era antidemócrata y con ideas precursoras del fascismo.

Dentro de la afección germánica hay que citar las obras del pastor Laurillard, algunas con títulos tan sugestivos como "Cestería de varios colores", "Ningún día sin Dios" y "Con Jesús en la Naturaleza". En una obra que recoge todas sus conferencias hay un capítulo sobre la teoría alemana de los colores. En él se refiere a la obra de Goethe titulada "Farbenlehre" (Teoría de los colores) en la que Goethe dice: "...el color amarillo es el que más se parece al color de la luz". En otro artículo titulado "Notas Musicales", Laurillard vuelve a poner en boca de Goethe expresiones como: "Hay realmente afinidad entre sonido y color. Tono y color son como un torrente que baja de una montaña y luego se divide en dos que fluyen por distintos paisajes ... tono y color son equivalentes ... a un color claro le corresponde un tono también claro, a un color brillante le corresponde un sonido agudo, y a un color pardusco u oscuro le corresponde un sonido grave."

El mismo Laurillard, cuando habla de la Creación dice que "el acto de la Creación divina es como música, y las notas son sol y nube, montaña y río, árbol y flor, hombre y bestia. Es una gran sinfonía."

Heine, en "Noches Florentinas", dice: "¿No hay hombres para quienes las notas mismas no son sino signos invisibles en los que oyen colores y figuras?

Estas relaciones entre música y color recuerdan la anécdota de Van Gogh con su profesor de piano, en la que compara el artista las notas musicales con los colores.

La capacidad de Van Gogh para relacionar literatura, pintura y música, no es un hecho aislado o una virtud especial y única en Van Gogh, sino que era un hecho muy frecuente en su época. Escritores, pintores y músicos se reunían en tertulias donde cambiaban impresiones e incluso buscaban un lenguaje común. Puede citarse que Shumann y Mendelson pusieron música a algunas de las poesías de Heine, e igualmente Wagner se inspiró en "El holandés errante" y en el poema "La montaña de Venus" de Heine para componer respectivamente "El buque fantasma" y "Tannhäuser".


La Naturaleza. Es interesante conocer la visión de la naturaleza que tenían algunos pastores. Laurillard, en su obra "Con Jesús en la naturaleza", dice: " Muchas y variadas son las bellezas de la naturaleza. Cada parte está llena de maravillas... en cada generación ha habido personas que "han oído al Señor Dios paseando en su jardín"... y que han tenido el don de comprender el simbolismo de la naturaleza que Dios ha dibujado... Sí, ¡ con Jesús en la naturaleza! Me hubiese gustado estar sentado junto a Él en la cima de la montaña, y con su guía, yo hubiera aprendido a leer y comprender las palabras de ese gran Libro de las Revelaciones de la Creación que, antes, no podía leer, no podía comprender."

Análogamente, Spurgeon, en su primer sermón publicado, escribía: "Feliz es el hombre que con su mente y su espíritu extrae estas lecciones de la Naturaleza. ¿Qué son las flores? No son sino el pensamiento de Dios solidificado. Los bellos pensamientos de Dios dotados de forma. ¿Qué son las tormentas? No son sino las poderosas emociones de Dios desplegadas para que los hombres puedan oírlas. El mundo es solo la materialización del pensamiento de Dios. En este majestuoso templo que Él ha hecho todas las cosas tienen un significado.

Van Gogh habla de Laurillard en las cartas 101, 101a y 110. En esta última cita parte de un sermón en la que cuenta que estando el Reverendo paseando por una carretera bordeada de árboles y cuyas hojas ya se desprendían, vio pasar una bandada de aves migratorias, y dijo que un día cada hombre sería como una de esas aves de paso emigrando a una tierra más cálida.

A Van Gogh le encantaba la oratoria de Laurillard, era "como si pintase. Su labor es al mismo tiempo un alto y noble arte. Tiene los sentimientos de un artista en el verdadero sentido de la palabra."

En estas manifestaciones se observa una influencia del naturalismo alemán que se inicia en el siglo XVIII, y se aprecia, dentro de un antidogmatismo, como una naturalización de la idea de Dios o una deificación de la naturaleza, dotando a ésta de un simbolismo o de una trascendencia que también se encuentra en la obra y en el pensamiento de Van Gogh.

En la carta 248 a Theo, de Noviembre de 1882, Vincent escribe: "...toda la naturaleza parece hablar... no comprendo por qué todo el mundo no lo ve y lo siente; la naturaleza o Dios están ahí para que todos los que tengan ojos, oídos y corazón puedan comprenderlos."

También, en la carta 604, escrita en Saint Rémy en Septiembre de 1889, refiriéndose al cuadro "Campo de Trigo con Segador" (F617; JH1753) expresa la trascendencia de su significado: " Veo en él la imagen de la muerte, en el sentido de que la humanidad puede ser el trigo que él está recogiendo". En esta misma carta, mas adelante dice: "El "Segador" está terminado... es una imagen de la muerte como el gran libro de la naturaleza describe."

En la carta 101a, antes de despedirse de su hermano, escribe: " La luna todavía está brillando, y el sol y la estrella de la mañana... y también me hablan del Amor de Dios y le hacen a uno pensar sobre las palabras "Yo estaré contigo siempre hasta el final de los tiempos". Una vez más el artista relaciona la naturaleza, en este caso el firmamento, con la idea de Dios.


El ocaso de la dominocracia. Hacia los años 80, en los que Van Gogh decide abandonar su actividad religiosa para dedicarse a la pintura, se produce un giro en la influencia cultural de Holanda que se orienta hacia Francia. La oratoria de los pastores cuya elocuencia y poesía llegan al corazón de las personas, es sustituida por la oratoria positivista que llega a la inteligencia. El positivismo de Comte y la literatura realista toman arraigo en el pueblo holandés que empieza a frecuentar menos las iglesias, al mismo tiempo que decae el prestigio de los clegymen. Muchos pastores abandonan sus funciones religiosas para dedicarse plenamente a la literatura, a la enseñanza en las universidades, la crítica moderna del arte, etc.


Resumen. Se han indicado algunos aspectos a través de los cuales la dominocracia ha influido sobre Van Gogh. Puede estimarse que lo mas destacado de esa influencia es la contribución a la visión transcendental de la naturaleza, visión que se produce incluso antes de dedicarse a la pintura y que queda como una semilla dentro de él que germinará en un futuro cuando las condiciones sean favorables. Estas condiciones se producirán cuando confluyan al mismo tiempo una serie de circunstancias: el conocimiento, tras su paso por París, de todos los movimientos artísticos de su época, el encuentro con la luz y el colorido de la Provenza, y cuando su enfermedad le obligue a buscar refugio en la pintura.

José Navarro

Utrera (Sevilla) España. Abril 2001.


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