CUADROS DE TEMAS RELIGIOSOS
( y VII)
EL BUEN SAMARITANO
Fecha de realización: Mayo, 1890 Dimensiones: 73 x 60 cms. Materiales: Óleo sobre lienzo. Ubicación: Otterlo, Kröller-Müller Museum Catalogación: F 633; JH 1974 |
REFERENCIAS EPISTOLARES.
En la carta 607, de 19 de Septiembre de 1889, Van Gogh muestra ya su intención de pintar esta obra: "Voy a copiar " El Buen Samaritano" de Delacroix". Posteriormente, a principios de Febrero de 1890, en la carta 626, vuelve a comunicar a Theo su intención: "Uno de estos días espero comenzar "El Buen Samaritano" de Delacroix y "El Leñador" de Millet".
Los hechos transcurrieron de forma diferente a lo programado. Si bien realiza "El Leñador", no le es posible pintar la obra de Delacroix debido a una nueva recaída de su enfermedad, y que no puede ejecutar hasta su recuperación. Con fecha 3 de Mayo de 1890, en la carta 632, comunica a Theo que ya ha realizado también una copia de Delacroix.
EL PINTOR.
Cuando Van Gogh realiza este cuadro acaba de recuperarse de la que sería la última recaída de su vida, aunque se encontraba aún agotado por la enfermedad.
Las circunstancias durante las que lleva a cabo su obra son las mismas que las que sufría cuando pintó "La Resurrección de Lázaro", y muy parecidas a las que padeció cuando pintó "Piedad" y "Angel". Todas estas obras de carácter religioso tienen en común que son ejecutadas inmediatamente después de la recuperación tras una recaída de su enfermedad, y puede verse en ellas el deseo de encontrar consuelo en sus pensamientos religiosos, como una forma más de salir de la depresión que le causa sus recaídas, identificándose de una u otra manera con los protagonistas de los cuadros.
Otra circunstancia común es la intensidad con que se dedica a la pintura como una forma de terapia ocupacional. En el plazo de 15 días pintó nueve cuadros, más los que pudiera haber pintado de los cinco fechados en Abril-Mayo. Por último, si en las recaídas anteriores había previsto su marcha, en ésta toma la decisión de irse del hospital en que se hallaba internado, cosa que realizaría el 16 de Mayo.
COMENTARIOS:
TEMA: El cuadro, copiado de una litografía de Delacroix, tiene como tema la parábola del buen samaritano.
Habiendo sido preguntado Jesucristo quien es el prójimo, contestó: Un hombre fue robado y herido por unos ladrones que le abandonaron en el camino. Pasó un sacerdote, y, aunque le vio, pasó de largo. Igualmente pasó un levita que también siguió su camino sin prestarle ayuda. Finalmente pasó un samaritano que vendó las heridas, le sentó en su cabalgadura, y le llevó a un mesón, donde pagó para que le atendieran. Termina Jesús la parábola preguntando ¿Quién creéis que fue el prójimo del que había sido atacado por los ladrones?
SIGNIFICADO: Es notable la capacidad de Van Gogh para revelar sus emociones a través de la pintura. Él, que se había entregado tanto a los demás durante su período de predicador, ahora se encuentra sólo y abandonado. Parece como si sintiera compasión de sí mismo.
El cuadro puede tener diversas lecturas. La más inmediata se refiere al hecho más reciente vivido por él mismo durante la recaída sufrida en Arlés y que le tuvo dos días perdido hasta que alguien le encontró y pudo ser conducido al hospital. Se siente así perfectamente identificado con el hombre herido y abandonado de la parábola.
Una segunda lectura puede interpretarse como una representación de su vida en Saint Rémy, o su vida en general, en la que se considera un hombre sólo y castigado por las circunstancias, y en la que alguien (su hermano Theo?) le ayuda a levantarse y a proseguir.
Finalmente, el hecho de que pase un sacerdote, luego un levita (encargados de los templos), y un samaritano (despreciados por los judíos, quienes les negaban el saludo ni tenían tratos con ellos), se presta a la crítica, una vez más, del estamento religioso, y a todo autoritarismo en general, al mismo tiempo que muestra su preferencia por los más sencillos y humildes, entre los que encuentra mayores rasgos humanitarios.
DIBUJO Y COLOR. Es un cuadro en el que, mirado detenidamente, y prestando atención a los pequeños detalles, se puede apreciar un gran dinamismo originado por el equilibrio inestable de las figuras.
El samaritano realiza un gran esfuerzo para levantar el peso inerte del herido y subirle a la montura. Ese momento está recogido como en una fotografía instantánea. El herido, en equilibrio inestable, no acaba de asentarse bien en la cabalgadura y está realizando una presión lateral sobre el animal, que, para contrarrestar el empuje, se mueve separando sus patas traseras y arqueando el lomo para mantener su equilibrio.
El movimiento torpe de los dos hombres abrazados, cuyo contorno forma una línea sinuosa, origina a su vez, de forma natural, un movimiento ondulado de las ropas, ondulación que se extiende, y esta vez en forma exagerada, al animal y a las montañas del fondo.
Se dice que en Arlés Van Gogh aprendió el uso exagerado de los colores y en Saint-Rémy el uso exagerado de las formas, pero ambas exageraciones se combinan en una expresión pseudomatemática que podría ser:
COLOR + FORMA = k
Esto significa que, siendo "k" una constante, las exageraciones del color y de la forma en los cuadros de Van Gogh son inversamente proporcionales, es decir, que a mayor sinuosidad menor intensidad de colorido, y viceversa.
En este sentido, "El Buen Samaritano" puede ser un ejemplo paradigmático de la formula anterior: Si se traza una diagonal desde el ángulo superior izquierdo del cuadro hasta el ángulo inferior derecho queda dividido el cuadro en dos triángulos. En el superior predominan las líneas onduladas, sinuosas y los colores fríos y quebrados, mientras que en la zona inferior las ondulaciones son más limitadas pero en cambio los colores son más cálidos y puros.
Algún comentarista ha querido ver en las montañas del fondo un cierto parecido con el cuadro "La Garganta de Les Peiroulets" (F661; JH1871). Otros expresan su opinión de que el desfiladero que se ve al fondo, con una montaña más lejana que cierra el paso, representa las dificultades que está pasando el artista que se encuentra como en un callejón sin salida. He tenido ocasión de ver en la biblioteca del Museo Van Gogh en Amsterdam una copia de la litografía de Delacroix, que le sirvió de modelo, y las formas de las montañas no han sido imaginadas por Vincent, sino que son una copia exacta del original. Quizá pueda parecer excesivo añadir significados al cuadro ajenos a los contenidos de la parábola.
Utrera (Sevilla) España. Abril de 2000.
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