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COMENTARIOS A LAS OBRAS DE VAN GOGH

 

LAS NOCHES ESTRELLADAS DE LA PROVENZA

(II) RETRATO DEL POETA BELGA EUGÉNE BOCH

 

Fecha de realización: Septiembre de 1888

Dimensiones: 60 x 45 cms.

Materiales: Oleo sobre lienzo.

Ubicación: París, Musée d´Orsay

Catalogación: F462; JH1574.

 

 

REFERENCIAS EPISTOLARES. La primera referencia a este cuadro aparece en la carta 520 de fecha 11-8-888: "Me gustaría pintar el retrato de un artista amigo, un hombre que sueña grandes sueños, que trabaja como canta el ruiseñor, porque es así su naturaleza. Es un hombre rubio. Quiero poner en el cuadro todo mi aprecio, todo el afecto que siento por él; por eso, para empezar, lo pintaré tal cual es, tan fielmente como pueda.

Pero con eso no está terminado el cuadro. Para terminarlo voy a ser un colorista arbitrario. Voy a exagerar el color rubio de su cabello, incluso con tonos naranjas, cromo, y amarillo-limón pálido.

Detrás de su cabeza, en lugar de pintar la pared ordinaria de una habitación mezquina, pintaré el infinito, un fondo lleno del más rico y más intenso azul que yo pueda imaginar y, por esta simple combinación de la cabeza clara contra el rico azul del fondo, obtengo un misterioso efecto, como una estrella en las profundidades de un cielo azulado".

Más adelante, en la misma carta prosigue: ""Quisiera pintar hombres y mujeres con un halo de eternidad, lo que en otro tiempo estaba simbolizado por la aureola de los santos y que nosotros ahora tratamos de representar con la luminosidad y la vibración de nuestros colores".

En la carta 531 de 3-9-888, vuelve a hablar de este cuadro:

 

"Gracias a él tengo por fin un primer bosquejo de este cuadro, que sueño desde hace tanto tiempo. Ha posado para mí. La fina cabeza con los ojos verdes se destaca en mi retrato sobre un cielo estrellado ultramar profundo; el traje es una pequeña chaqueta amarilla, un cuello de tela cruda, una corbata abigarrada. Me ha hecho dos sesiones en una sola jornada...

...encargué dos marcos de roble para... y para mi estudio del poeta ¡Ah! Mi querido hermano, alguna vez sé perfectamente bien lo que quiero."

En la carta 533 de 8-9-888 se refiere al cuadro como si no lo hubiese terminado o tuviese dudas de su terminación: " ...si llego a hacer este último cuadro". Finalmente, en la carta 539, de 17-9-888 se refiere a esta obra como si ya estuviese terminada.

 

DESCRIPCION DEL CUADRO. Eugéne Boch era hijo de un industrial que se trasladó a Borinage. Eugéne llegó a París en 1879 y, hacia 1888 vivía en Fontvieille, cerca de Arlés, donde Vincent le visitaba frecuentemente. Era escritor y Van Gogh le llamaba el Poeta. Aunque su aspecto era enfermizo, vivió hasta 1941. El pintor le apreciaba mucho, y escribió de él: "Este Boch tiene la cabeza como la de un noble flamenco, de los tiempos de Guillermo el Taciturno. No me sorprendería que fuese bueno." A su hermano le recomienda que le dé alojamiento si va por París.

Su hermana Anna Boch sería la compradora del supuesto único cuadro vendido por Van Gogh, La Viña Roja.

En el cuadro, el busto del Poeta se destaca sobre el azul del cielo, pero el colorido no se corresponde exactamente con la descripción hecha por el propio artista, tal vez porque fue realizada antes de la ejecución del cuadro, cuando era más bien un proyecto de cuadro.

El cabello no es rubio, pero la frente presenta reflejos amarillo-limón. La chaqueta no es totalmente amarilla, sino mezclada con colores ocres. La cabeza aparece limitada por una fina línea dorada, similar al color de la chaqueta, y un color similar se refleja en los pómulos de la figura.

En el ángulo superior izquierdo, se ve una estrella que, por el tono rojizo, podría tratarse del Planeta Marte. Tiene forma de flor, como una margarita, cuyos pétalos son verdes y el centro amarillo y ocre. Los mismos tonos que se aprecian en el rostro.

 

OTROS COMENTARIOS. De la correspondencia se deduce que el cuadro pudo ser pintado entre el 8 y el 17 de septiembre de 1888, pudiendo tardar en su realización poco más de una jornada de trabajo.

Se advierte en el cuadro el afecto que el artista sentía por el modelo, pintando el rostro de un hombre noble - podría pasar como el del hidalgo D. Quijote- de rostro delgado, ojos verdes e inteligentes, con expresión entre sorprendida y ligeramente melancólica. El fino halo de su cabeza parece el arco luminoso de una luna al principio de su fase en cuarto creciente, los tonos de colores en el rostro similares al de la estrella más importante del cuadro, y la propia luminosidad que emite la figura, sugieren al subconsciente del espectador la presencia de otra estrella.

Van Gogh era conocedor de Giotto y de otros pintores medievales, quienes utilizaban el halo dorado para los santos y el fondo de cielo azul para los cuadros de la Virgen. También conocía la pintura barroca en que la iconografía suele representar a la Virgen sobre un fondo azul estrellado. Todo ello pudo haber influido en la composición de esta obra.

Cuando Van Gogh pinta este cuadro se encuentra optimista porque pronto va a ser realidad la comunidad de artistas de la Casa Amarilla. Gauguin está próximo a llegar. Vincent, hambriento siempre de afecto, y cuyos amigos se encontraban entre las gentes más humildes y menos cultas, en esta ocasión tiene la oportunidad de conocer a Boch, hombre culto y bueno, y su alegría y su admiración se reflejan en el retrato.

Hay quienes consideran que este cuadro constituye un díptico o pareja con el Autorretrato (F476; JH1581) dedicado a Gauguin, realizado por estas mismas fechas, y con un tamaño parecido. Ambos retratos tienen en común el rostro delgado con tonos verdosos y rojizos, el cabello corto, el cráneo huesudo, los ojos verdes y chaqueta en tonos ocres. En contraposición están los fondos azul y verdoso de ambas composiciones.

Finalmente, un breve comentario relativo a la presencia del cielo en este cuadro. Aquí el cielo no tiene un significado astronómico o físico, el pintor no quiere decir nada especial sobre el cielo, simplemente lo utiliza alegóricamente para resaltar la grandeza y la belleza moral del poeta, por tanto, la representación de las estrellas no corresponde, en nuestro modesto criterio, a ninguna constelación, sino a una distribución meramente estética.

Es el segundo cuadro que realiza donde aparece el tema de cielo estrellado.

José Navarro

Utrera (Sevilla) España, Junio 1999


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