INTRODUCCIÓN. La absenta es una bebida alcohólica que estuvo en boga en el siglo XIX, especialmente en los medios literarios y artísticos. Está elaborada con extracto de la planta llamada absenta o ajenjo (Arthemissia absinthium), en inglés wormwood, y en alemán vermouth, de donde procede la palabra vermut en español.
Es un licor verde esmeralda, muy amargo, que tradicionalmente se prepara vertiéndolo sobre una cuchara perforada, con azúcar, sobre un vaso de agua. La bebida se torna blanca lechosa, parecido a lo que en algunos sitios llaman "palomita".
Fue una bebida popular entre poetas como Rimbaud, Wilde, Baudelaire y Verlaine, y pintores como Van Gogh, Lautrec y Manet entre otros. Se creía en estos ambientes culturales que la absenta estimulaba la creatividad.
A partir de 1850 comenzó a cundir la alarma sobre las consecuencias de su bebida en forma abusiva.
La intoxicación originada por la absenta produce un síndrome, llamado absintismo, que se caracteriza por adicción, hiperexcitabilidad y alucinaciones. El hecho de que la bebida estaba asociada a la vida bohemia de los artistas contribuyó a aumentar el temor sobre sus efectos.
Se puede encontrar un cierto paralelismo entre Verlaine, que disparó sobre su amigo Rimbaud, y la amenaza de Van Gogh a Gauguin con una navaja. Rimbaud, llamado el poeta salvaje, y Paul Gauguin llevaron sendas vidas aventureras. Oscar Wilde estuvo encarcelado por turbios motivos amorosos. Lautrec era alcohólico y de vida disipada, y, en cuanto a Van Gogh, su vida es de sobra conocida. No es extraño, pues, que la sociedad estableciese una asociación entre absenta y bohemia, hasta el punto de que a principios del siglo XX, la absenta fue prohibida en muchos países.
La materia activa más importante, después del alcohol, es un monoterpeno denominado tujone, que es convulsivo, es decir, causante de movimientos violentos incontrolados. Recuérdese que en el hospital se le diagnosticó a Van Gogh epilepsia.
Aunque los mecanismos de acción del tujone no son bien conocidos, dada que su composición química es parecida a la de la marihuana, se considera que afecta, como ésta, al cerebro.
Hay quienes estiman que la cantidad de tujone contenido en la absenta es tan pequeña, que se adquiere un alto grado de embriaguez alcohólica antes de alcanzar la dosis mínima de tujone necesaria para causar daño. Otras experiencias indican que, a pesar de todo, la intoxicación por absenta origina unos efectos muy distintos de otras bebidas alcohólicas. De siempre se ha considerado que el tujone es el neurotóxico causante del absintismo.
La absenta puede llevar también metanol (Alcohol procedente de madera) que contribuiría a los síntomas de absintismo, o puede llevar, en sus distintas modalidades de fabricación, otras hierbas con poderes psicodélicos.
El vermut, ricard, pernod, chartreuse, benedictine, son bebidas actuales de bajo contenido en tujone.
En algunos trabajos de investigación se ha encontrado relación entre tujone y porfiria, la enfermedad que algún científico afirma que padecía Van Gogh.
VAN GOGH Y EL ALCOHOL
. Estando Vincent en Etten en 1881, discutía con sus padres sobre Michelet y sus ideas avanzadas. Sus padres le contaron de un tío abuelo que estaba "infectado" de ideas francesas y que terminó dado a la bebida, " y así ellos insinuaban que yo pudiera seguir el mismo camino", escribiría a Theo. No podía figurarse entonces Van Gogh que sus padres llegarían a tener razón.Es probable que Vincent ya bebiese algo antes de llegar a París, pero es en esta ciudad donde se aficiona fuertemente, y especialmente a la absenta. Las reuniones entre artistas, y sus largas y acaloradas discusiones, favorecerían el uso y abuso del alcohol.
Podría decirse que el período alcohólico del artista va desde su estancia en París (Marzo de 1886) hasta su ingreso en el sanatorio mental de Saint Remy de Mousola (Mayo de 1889), si bien le quedarían residuos del síndrome de abstinencia durante algunos meses más, quizá hasta Febrero de 1890. El alcoholismo en Van Gogh se desarrolla pues en sus épocas de París y Arlés fundamentalmente.
De la lectura de la correspondencia de Vincent, surge la duda sobre el origen de su alcoholismo. ¿Es el pintor un alcohólico inteligente que justifica con razonamientos lógicos su afición a la bebida? ¿Es simplemente un artista que cree que el alcohol tiene propiedades especiales nutritivas, estimulantes, creativas, etc. y por ello bebe?
ALCOHOL Y NUTRICION. A poco de llegar a Arlés escribiría a su hermano: " A pesar de todo me siento mejor que en París, y si mi estómago se ha vuelto demasiado débil, es ése el mal que adquirí allí, probablemente por la mala calidad del vino que bebía en abundancia". Es decir, que reconoce que en París bebía demasiado, y que el alcohol le afectaba al estómago, no por la cantidad, sino por la mala calidad. Tal vez por ello, estando su hermano enfermo, le recomendaba: "...muchas legumbres frescas, y nada de vino malo o de alcohol malo".
También, relacionado con el vino, tuvo un problema en un hotel donde se alojaba porque le pasaron una factura con 17 francos más de lo que habían estipulado. La diferencia era debida a que, estando enfermo, Van Gogh pidió vino de mejor calidad.
Durante su estancia en Arlés son múltiples las circunstancias que le hacen beber, aparte del hábito que pudiera haber traído de París. Una de las razones es su falta de dinero para alimentarse mejor: " Si nos sentimos en buen estado de salud, podemos vivir con un mendrugo de pan, a la vez que se trabaja todo el día, y así quedan todavía fuerzas para fumar y echar un trago, cosas necesarias en tales condiciones".
A veces parece que valora por igual la comida y el alcohol: " Aquí el vino es malo, pero bebo muy poco. Así resulta que con comer casi nada y beber casi nada, estoy más débil". "He encontrado un restaurante mejor y el resultado ha sido inmediato. Estaba claro que la mala comida me debilitaba y el vino era un veneno constante".
Cuando tras sucesivos ataques de su enfermedad que trastornan su mente, decide internarse voluntariamente en un hospital, le da a su hermano criterios de elección: "La alimentación sencilla me viene bien, sobretodo si me dieran un poco más de vino de lo que acostumbran a darme aquí: medio litro en lugar de un cuarto, por ejemplo".
ALCOHOL Y CREATIVIDAD. Otra de las razones es la creencia, ya citada, entre los artistas de que la absenta favorecía la creatividad: " El Dr. Rey - que le atiende en sus ataques en Arlés- dice que en lugar de comer bastante y regularmente, me he sostenido sobretodo, con café y alcohol. Admito todo esto, pero ¿Quedará como cierto que por conseguir la alta nota amarilla que he logrado este verano, me ha sido necesario empinar el codo?". Es decir que Vincent atribuye a la bebida esos amarillos de los girasoles, o de la llanura de La Crau, que se han hecho tan famosos.
Y esta idea la vuelve a repetir cuando ingresa en el hospital de Saint Remy: "Aquí vivo sobriamente porque tengo posibilidad de hacerlo; antes bebía porque no sabía (?) qué hacer". Mas advierte que esa sobriedad le mengua el ardor que le dominaba cuando abusaba del tabaco, del café y del alcohol. "Es esa una diferencia como la de pintar gris o coloreado. Voy, en efecto, a pintar más gris...".
El mismo Van Gogh se cuestiona: "En cuanto a beber demasiado, si es malo, no lo sé. Mira a Bismarck, quien en todo caso es muy práctico y muy inteligente: su médico le dijo que estaba bebiendo demasiado, y que toda su vida había sobrecargado su estómago y su cerebro. Bismarck inmediatamente dejó de beber. A partir de entonces se hundió y nunca más volvió a recuperarse. Afortunadamente para él no consultó al doctor antes."
ALCOHOL Y SOSIEGO. Finalmente, pero no por ello menos importante, Vincent bebe, como muchas otras personas, para ahogar sus penas. Explica a Theo que para no pensar en posibilidades desastrosas, se vuelca por completo en el trabajo y " Si la tempestad que hay dentro de mí se recrudece, tomo un vaso para aturdirme".
Poco después de dejar París escribió: "Cuando dejé de beber, cuando dejé de fumar tanto, cuando empecé de nuevo a pensar en lugar de no pensar -¡ Buen Dios, qué depresión! Trabajar en este magnífico entorno natural ha ayudado a mi moral, pero aún ahora algunos esfuerzos son demasiado para mí."
OTRAS REFERENCIAS. Paul Signac escribió de él: "Nunca me dio la impresión de que fuera un demente. Aunque casi ni comía, lo que bebía era siempre excesivo. Cuando regresaba, después de pasar el día entero bajo el sol abrasador, con un calor tórrido, ya que no tenía un verdadero hogar en el pueblo, solía tomar asiento en la terraza de un café. Y las absentas y los brandys se sucedían rápidamente. ¿Cómo sería posible resistir? Casi no comía. Era el encanto personificado. Amaba la vida de forma apasionada. Era una persona ardiente y buena."
Gauguin, estando en Arlés con Van Gogh, y antes de que ocurriese el altercado entre ellos que dio lugar a la mutilación de la oreja de Vincent, escribió a un amigo: "Mi situación aquí es muy difícil, le debo mucho a Theo y a Vincent y a pesar de algunos desacuerdos, no puedo estar enojado con un excelente compañero, que está enfermo, que sufre, y que me reclama. Recuerda la vida de Edgar Poe, que se volvió alcohólico como resultado de su dolor moral y de su estado de nerviosismo."
Es decir, Gauguin, que vivió con Vincent en la casa amarilla, hace una comparación entre él y Edgar Allan Poe, que, a causa de la bebida, llegó a tener alucinaciones y a padecer "delirium tremens".
El mismo Vincent reconoce, o al menos admite, la posibilidad de los efectos perniciosos de la bebida: " Si mi locura ha venido evidentemente del alcohol, habrá sido muy poco a poco, y también se irá muy poco a poco, en caso de que se vaya, por supuesto."
Refiriéndose a las cualidades supuestamente positivas del alcohol se preguntaba: "¿Lo que gane con ello como artista, lo perderé como hombre?".
FASES. Podrían distinguirse tres fases en el proceso alcohólico de Vincent van Gogh:
Desde Auvers, hacia el 10 de Junio de 1890, casi un mes antes de su muerte, escribió a su hermano: "Es extraño que las pesadillas hayan cesado aquí tan rápidamente; siempre le dije al Dr. Peyron que me desembarazaría de ellas cuando volviera al Norte". A M. Ginoux, el marido de La Arlesiana, escribió también por las mismas fechas: " Además, desde que no bebo, hago mejores trabajos que antes, por lo menos algo he salido ganando". Ambas cartas parecen confirmar que Vincent ya no bebe y que han desaparecido, al menos, parte de sus efectos negativos.
EPILOGO. Tras todo lo expuesto cabría preguntarse si realmente la vida de Vincent mejoró cuando abandonó la bebida. Van Gogh cita a Monticelli, de quien decía que bebía demasiado y perdía la cabeza. Monticelli el colorista capaz de hacer los más complicados cálculos con los tonos de color que mezclaba. Que ciertamente sobrecargaba en exceso su cerebro con el trabajo, como hacían Delacroix y Wagner. Que después de ese esfuerzo, lo único capaz de proporcionarle relajación era la bebida y el tabaco. "Sin lugar a dudas no es nada virtuoso, pero si no se hubiese emborrachado, me inclino a creer que sus nervios le hubiesen jugado una mala pasada".
La frase: " Si la tempestad que hay dentro de mí se recrudece, tomo un vaso para aturdirme", hace surgir una terrible pregunta:
En esos momentos de depresión, cuando Vincent crea que todo y todos le abandonan, cuando se encuentre solo consigo mismo delante de su vida y sus circunstancias, ¿Podrá superar, conscientemente, con sus propias fuerzas, su inmenso dolor moral?
Utrera (Sevilla) España, Junio 1998
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