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Aproximacion al Carácter de Van Gogh
(II) Cuatro Historias de Amor


INTRODUCCION. Tal vez sea conveniente, para una mejor comprensión de las variadas situaciones presentadas por los amores de Vincent van Gogh, establecer un símil entre las distintas fases del amor y los pasos que se dan para encender el fuego en una chimenea.

Para prender el fuego en unos troncos se necesitan normalmente papeles, astillas y finalmente los troncos. El papel proporciona una llama rápida, de poca duración, que prende las astillas. Éstas, de una duración algo mas larga, transmite el fuego a los troncos que constituyen la verdadera fuente de calor. En la combustión se originan cenizas que aíslan la emisión de calor y dificultan la entrada de oxígeno, lo que requiere que de vez en cuando se remuevan las brasas para avivar el fuego, o de lo contrario, se produciría una combustión incompleta con riesgo de apagarse.

En el símil, el papel se corresponde con la atracción primera que ejerce el ser amado, el denominado "flechazo", las astillas se corresponderían con la mutua relación entre los supuestos amantes, donde un mejor conocimiento de las cualidades de ambos daría lugar a la tercera fase, la del auténtico amor, asentado, consolidado, capaz de resistir todas las adversidades. También el verdadero amor necesita ser removido de vez en cuando para que la ceniza de la rutina no termine ahogándolo.

ILUSIÓN Y FRUSTRACIÓN: EUGENIE LOYER.

En Londres, en 1873, Vincent, que tenía entonces veinte años, se enamora de Eugenie Loyer, diecinueve años, hija de Ursula Loyer, la dueña de la casa donde Vincent se alojaba. Ursula era viuda de un vicario, lo que la convierte en un símbolo cercano a su madre. El hecho de que sus respectivos padres estuviesen ligados a una actividad religiosa no dejaría de ser, a juicio de Vincent, una circunstancia de aproximación entre ellos.

Sus cartas son poco explícitas respecto a Eugenie. Refiriéndose a ella, Vincent escribió a una de sus hermanas: "Jamás vi ni soñé nada parecido al amor que le une a su madre."

Parece ser que Vincent, inexperto con las mujeres, tuvo ocultos sus sentimientos hacia Eugenie durante largo tiempo, y, cuando quiso declararse, fue rechazado porque ella ya se había comprometido con otro.

Comparando con el símil anterior, Van Gogh sólo encendió un papel que se consumió en sí mismo sin llegar a más. No obstante la frustración de este primer amor tuvo para Van Gogh terribles consecuencias, que llegaron a trastornar para siempre su carácter. A partir de entonces se vuelve melancólico, irascible y desequilibrado. Como contrapeso a su frustración comenzó a leer la Biblia con intensidad.

En todas las biografías consultadas aparece, a grandes rasgos, tan solo lo expuesto anteriormente, excepto en una, en la que se hace referencia a insistencia por parte de Vincent, hasta el punto que la Sra. Loyer le pide que se marche de la casa. Así lo hace, y desde entonces, pasea por la calle una y otra vez para tratar de ver a la joven, creando situaciones embarazosas para madre e hija, lo que a pesar de todo, sigue haciendo hasta que la vio salir de su casa ataviada con el traje de boda.

Cabría preguntarse cual hubiese sido la trayectoria de Van Gogh si Eugenie le hubiese aceptado. Es muy posible que hubiese seguido ascendiendo dentro de la firma Goupil hasta ocupar un puesto análogo al de su hermano Theo, y que siguiese con su afición haciendo algún dibujo de vez en cuando como distracción. Pero el Van Gogh artista se hubiese perdido para la humanidad ya que en aquellas fechas aun no pensaba en la pintura como vocación.

TORPEZA SOCIAL: CORNELIA VOS-STRICKER.

En Etten, estando Vincent en casa de sus padres, se enamora de su prima Kee que había ido allí a pasar unos días. Él tiene veintiocho años y ella treinticinco. En las cartas a Theo se encuentran abundantes referencias a estas relaciones.

Cornelia Adriana Vos-Stricker, llamada familiarmente Kee, era hija de una hermana de la madre de Vincent y del pastor Stricker de Amsterdam. Había quedado viuda hacía poco más de un año, con un hijo, Jan, de corta edad. Aún no se había repuesto de la pérdida de su marido, cuando en el verano de 1881 fue a pasar, según parece, parte del período de duelo a casa de sus tíos, los padres de Vincent.

Van Gogh la había conocido en Amsterdam en 1877 cuando era un estudiante aspirante a pastor. Ahora es aspirante a pintor. Vincent, que siempre tuvo simpatía por los niños, estableció buenas relaciones con Jan, quien con su madre le acompañaba, a veces, al campo observándole mientras pintaba. Estas salidas acrecentaron la amistad entre los dos primos, amistad que Vincent, en su inexperiencia y en su necesidad de amar, interpreta equivocadamente y declara su amor a Kee, quien responde escandalizada y ofendida con un "No, nunca, nunca" y parte inmediatamente para Amsterdam.

La declaración de Van Gogh equivale a pretender encender los troncos aplicando una cerilla directamente sobre ellos.

Van Gogh, profundamente dolido por esta respuesta, toma la postura de "Ella o ninguna", y se apresta a insistir a pesar de los consejos de toda su familia.

"Desde el principio me he dado cuenta de que, a menos que me entregue por completo, sin restricciones, con todo mi corazón, no tendré ninguna oportunidad, y aún así la oportunidad es pequeña, pero ¿qué me importa si tengo muchas o pocas oportunidades? ¿Debo considerar esto si yo la amo? Gracias a Dios, yo la amo."

"Yo no quiero forzar las cosas, eso es absurdo en amor. Solo quiero la oportunidad de que Kee y yo nos conozcamos para ver si podemos ser el uno para el otro." Y Vincent le escribe cartas que no son contestadas, ni tan siquiera abiertas.

"Considero que ese "no, nunca" es un bloque de hielo que presiono sobre mi corazón para derretirlo. ¿Quién ganará, el frío del hielo o el calor de mi corazón?"

Vincent trata de encontrar razones para apoyar sus propios sentimientos: "Las personas mayores consideran que todo está ya terminado y quieren forzarme a abandonar. Quieren convencerme de que ella no va a cambiar, luego ellos temen que ella cambie de idea".

"Los mayores cambiarían su forma de ver las cosas, no cuando Kee cambie, sino cuando yo me convirtiese en alguien que ganase al menos mil francos al año".

Cuando se le hace ver que Kee no ha olvidado aún a su marido, se defiende alegando: "Kee tiene escrúpulos de conciencia de tener un nuevo amor. Yo comprendo y respeto ese sentimiento, pero yo trato de crear algo nuevo, que no ocupe el lugar del viejo, pero que tenga derecho a tener su propio lugar".

Ante la falta de respuesta de Kee, Vincent decide visitarla en su casa, donde es recibido por el reverendo Stricker, que le comunica que su hija no desea verle. Van Gogh replica que tan solo desea hablar con ella el tiempo que pueda soportar su mano sobre la llama de un quinqué encendido. La situación la salva el reverendo soplando y apagando la llama. Si bien Vincent cuenta que la discusión fue algo acalorada, no debió serlo tanto cuando él mismo comenta que los padres de Kee le invitaron a dormir en su casa, y ante su negativa, le buscaron una pensión buena y barata, y le acompañaron hasta ella.

Para comprender la situación desde el punto de vista de la familia Stricker, habría que encontrar respuesta a la pregunta que ellos se harían: ¿Quién era el supuesto pretendiente?

Era un hombre siete años más joven que ella, mal vestido, peor hablado, de carácter poco sociable y violento, de ideas avanzadas y escandalosas para su época, sin dinero, y sin profesión definida. Aunque de buena familia, era el garbanzo negro de ella, y su comportamiento extravagante era de sobra conocido. Realmente no parecía tener los atributos que un padre desearía para el pretendiente de su hija.

Aunque Van Gogh escribe a Theo que todo esto no disminuye su afecto por Kee, lo cierto es que a partir de este momento ella empieza a pasar a un segundo término, aunque aún la recordaría, incluso durante su convivencia con Sien. El "affair" Kee duraría unos seis u ocho meses.

Analizando las relaciones con Kee, se aprecia que Van Gogh no se da cuenta o pretende ignorar una serie de factores importantes, tales como:

  1. Kee representa, precisamente, aquello que Van Gogh aborrece, es decir la burguesía y los convencionalismos. Ella pertenece a una familia burguesa, con educación y hábitos de vida burgueses, en los que los convencionalismos juegan un papel muy importante. El hecho de ser primos hermanos, y por tanto existir consanguinidad, ya constituye un handicap.
  2. Una viuda debe dejar pasar un largo periodo de duelo antes de aceptar a otro hombre. El simple hecho de que alguien se le declare antes de los plazos establecidos por la sociedad, constituye una afrenta a su honor.
  3. Para mayor gravedad de los hechos, Vincent se le declara cuando la viuda se encuentra pasando unos días en casa de sus padres, y por tanto bajo su protección, con lo que la ofensa no solo le afecta a ella sino que pone en entredicho a los padres de Vincent, quienes le acusan de ser "poco delicado e inoportuno", expresión que el artista considera muy dura, y pide firmemente a sus padres que no vuelvan a repetirla.

Por otra parte hay otros hechos difíciles de interpretar en el comportamiento del artista. Hay una precipitación por su parte en mostrar sus sentimientos a Kee: tan solo llevan pocas semanas juntos. Aparte de que pudiese malinterpretar el comportamiento de su prima, ¿Pudo influir en su precipitación el miedo a que se le adelantara otro, como ocurrió con Eugenie?

A favor de Vincent se podría decir que él, con su cultura y sus ideas, no admite los convencionalismos y salta sobre ellos. En este sentido, como en otros aspectos artísticos, Van Gogh es un precursor, un hombre con ideas adelantadas para su época. Hoy las circunstancias que se le criticaban con relación a Kee, no tendrían la menor importancia.

Hay situaciones que resultarían cómicas si no fuera por la tragedia que suponían para la vida del artista. En su complejo de inferioridad, que se advierte en él por su falta de dinero, trata de defenderse con expresiones retóricas como:

"Se considera, a priori, que no tengo medios de subsistencia, cuando el mero hecho de vivir demuestra que tales medios existen".

"El que ama vive, el que vive trabaja, el que trabaja tiene pan".

"Cuando ella con sus manos de señora y yo con mi mano de pintor nos pongamos a trabajar, entonces el pan de cada día no nos faltará ni a nosotros ni a su hijo".

En una carta a Theo le cuenta un imaginario diálogo con el pastor Stricker, y ante la supuesta pregunta de con qué cuenta para mantener a su familia, él dice que levantaría su puño, no para amenazar al pastor, sino para indicar su mano de artista.

Todas estas expresiones de cómo ganar dinero se estrellan contra la realidad. No tiene dinero ni para ir a Amsterdam a ver a su amada, y una vez más tiene que recurrir a Theo.

¿Qué podría haber ocurrido si Van Gogh hubiese sido aceptado por Kee? Es muy posible que, en un principio, Vincent hubiese adoptado una vida burguesa, hubiese cambiado su indumentaria, y toda la familia le hubiese presionado bien para aceptar algún empleo remunerativo, bien para pintar cuadros "vendibles" a través de algún marchante conocido. Pero a la larga, Vincent, que ya estaba tocado por el duende, o más bien, por el diablo de la pintura, hubiera abandonado a su familia, como hizo Gauguin, para seguir la llamada del arte.

LA COMPASIÓN Y EL AUTOENGAÑO: CLASINA M. HOORNIK (SIEN)

En La Haya, a final de Enero de1882, Vincent van Gogh conoce a Christina Clasina María Hoornik, llamada familiarmente Sien, una prostituta que se encontraba embarazada y era madre de una niña de cinco años. Ella tenía treintidós años y Vincent veintinueve, aunque ambos aparentaban más edad a causa de una vida difícil. En las cartas a Theo se encuentra una muy amplia referencia a las relaciones con Sien.

El mismo Vincent la describe como una mujer alta y de constitución fuerte, de figura simple pero no carente de gracia. No es joven ni bella, la cara algo picada de viruelas, ni tiene las manos de señora como K, sino las de una persona que trabaja mucho. Hay algo muy femenino en ella, pero se puede ver que no es distinguida ni extraordinaria. Su manera de hablar es muy fea, dice cosas y usa expresiones que su hermana Wil, por ejemplo, no usaría, pero tiene un buen corazón. Su carácter, a causa de una constitución nerviosa, tiene estallidos de cólera que serían insoportables para la mayoría de las gentes, pero él dice que sabe cómo tratarla.

En tan solo dos o tres meses (aunque Vincent dice que había encontrado a Sien a final de Enero, ya había hablado de ella en la carta 164 de Diciembre de 1981)Van Gogh ha encontrado otro amor y trata de justificarse ante todo el revuelo que se había originado con Kee, y el que se pueda originar cuando la familia conozca la profesión de Sien: Refiriéndose a su vuelta de Amsterdam dice "Sentí que mi "Ella o ninguna" había muerto. Entonces, no enseguida, pero sí muy pronto, sentí que el amor había muerto dentro de mí. Un vacío, un infinito vacío ocupó su lugar... Pero después de la muerte hay una resurrección."

"Este invierno me encontré una mujer embarazada que tenía que hacer la calle para ganar su pan, ya sabes cómo. La tomé como modelo, y he trabajado con ella todo el invierno... he podido protegerla a ella y a su hija del hambre y del frío compartiendo con ellos mi propio pan."

"Comencé una nueva vida, no a propósito, sino porque tuve la oportunidad de empezar de nuevo y no rehusé hacerlo."

Lo que empezó siendo un acto caritativo toma posteriormente otros derroteros. Eran dos seres solitarios y desgraciados que se encuentran y se prestan mútuamente el calor humano que necesitan, y en un autoengaño, más o menos consciente en Vincent, desean creer que se aman.

Entre ellos, y siempre descritas por Vincent, se producen escenas de gran ternura como cuando Vincent visita a Sien en el hospital donde había dado a luz, y se cruzan miradas y sonrisas como las de cualquier matrimonio con su primer hijo. O cuando Vincent cambia de casa, y la pinta y decora, dentro de sus humildes medios, para cuando regrese Sien con el bebé. Son especialmente tiernas sus referencias al bebé cuando gatea y quiere subir a sus piernas.

Esta nueva relación de Vincent le proporciona sentimientos encontrados. Por una parte le proporciona paz, ya que Sien es capaz de calmarle cuando está preocupado, y también le sirve de modelo, con lo que su formación pictórica avanza grandemente, pero, al mismo tiempo, es fuente de problemas. Se acentúan los problemas económicos pues con sus ingresos, insuficientes para sí mismo, tiene que mantener a tres personas más. Sus deudas aumentan, y, a veces, sufre la agresión física de algún acreedor.

Por otro lado, aumenta la tensión con respecto a su familia y los conocidos de ésta. Tras el disgusto de Kee, Van Gogh oculta a Sien a sus padres hasta que llegue el momento oportuno. Vincent desea contraer matrimonio, a lo que se opone Theo, con lo que el pintor teme perder su ayuda económica, su único sostén.

Tersteeg, el marchante amigo de su familia, descubre la situación y amenaza con darla a conocer a sus padres. Aún así, la situación monetaria de Vincent es tan ruinosa, que tiene que acudir a Tersteeg, a quien aborrece, a pedirle préstamos y sufrir sus humillaciones.

Se dice que cuando el hambre entra por la puerta, el amor salta por la ventana. Llega un momento en que las tensiones que soporta Vincent, la mala nutrición y el mal carácter de Sien estimulado por las presiones de su familia, hacen que el pintor no pueda ejercer con tranquilidad y se plantea la cuestión de elegir entre ella y el arte, en la que Sien sale perdedora. Tras una conversación en la que le explica las razones de su marcha y le da algunos consejos, Vincent parte solo para Drenthe. Se separan como amigos pero él no deja de preguntarse cómo estará ella dentro de un año.

La relación con Sien duró unos veintiún meses, y fue la única experiencia que tuvo Van Gogh de tener algo parecido a una familia propia.

Comparado con el símil de la chimenea el amor de Vincent equivale al fuego producido por unas astillas. No hay flechazo, no hay troncos que encender. Había entre los dos un gran afecto, al menos por parte de Vincent, pero no existía el verdadero amor que podía haber salvado aquella relación llena de dificultades.

Durante su relación con Sien no deja, una y otra vez, de recordar a Kee e incluso hacer comparaciones: " Si K. me hubiese escuchado el verano pasado las cosas podían haber transcurrido de otra manera."

"Es imposible considerar mi amor del año pasado como una ilusión... ahora se ha convertido en una herida que, aunque cicatrizada, permanece siempre sensible."

"Mi sentimiento por ella es menos apasionado que el que sentí por Kee, pero el afecto que siento por Sien es lo único que soy capaz de dar. Ella y yo somos dos seres desgraciados que se ayudan mutuamente, que llevan sus problemas juntos y así la infelicidad se torna en gozo y lo insoportable en llevadero."

Tanto en el caso de Kee como en el de Sien Vincent van Gogh desarrolla mentiras vitales, fantasías, para justificar su comportamiento o para ignorar una carencia de afecto que estaba ahogando su vida. Distorsiona la realidad y crea ilusiones falsas sobre el mundo que le rodea con el fin de sentirse más seguro.

¿Qué hubiese ocurrido si se hubiese casado con Sien?. La respuesta es indudable: nada. Vincent se hubiese marchado igualmente, nada podía interponerse en su camino hacia la posteridad. Ello no es óbice para que después de su marcha eche de menos a los niños y recuerde a Sien con melancolía. Llega incluso a acusar a Theo de haber influido en su separación debido a su dependencia económica.

Volvió una vez a ver a Sien. Había vuelto a su vida anterior. "La encontré en una situación tan lamentable, escribe a Theo, que me partió el corazón, y esto será una barrera insuperable entre tú y yo, a menos que ella pueda ser salvada."

SEDUCIDO: MARGOT BEGEMANN

En Enero de 1884, Vincent van Gogh vuelve a casa de sus padres en Nuenen. Allí conoce a Margot Begemann, hija de un pastor protestante fallecido, que vive con su madre y cuatro hermanas más, todas ellas solteras. Margot es la más pequeña de las hermanas y tiene cuarentitrés años de edad. Vincent tiene treintiuno.

Margot no es guapa, más bien relativamente fea, pero su cuerpo estaba bien conformado si bien su constitución era débil. Su carácter estaba dominado por su familia. "Es una pena, escribiría Van Gogh, que no la conociese hace diez años, ahora da la impresión de ser un violín de Cremona que ha sido estropeado por manos chapuceras. Cuando yo la conocí, ya estaba muy estropeada, pero originalmente era una persona de una gran valía."

Margot se enamoró de Vincent. Era la primera vez que lo hacía, y al ocurrir en el otoño de su vida, debió ser un amor intenso, ilusionante, vivificador y rejuvenecedor. En varias ocasiones, paseando tranquilamente con Vincent, exclamó llena de felicidad: " Me gustaría morir ahora." (Frase que repetiría el pintor en su lecho de muerte cuando se encontraba en brazos de su hermano). En otra ocasión dijo: "Por fin yo también he amado".

Van Gogh correspondía a este amor simplemente dejándose querer. En su fantasía amorosa estaba dispuesto a casarse, si bien la boda no era aconsejable médicamente por motivos de salud.

La familia de ella se oponía a estas relaciones basándose en rancios convencionalismos, y echándole en cara su edad. Era demasiado vieja para ciertas cosas. La presión fue tan fuerte que Margot intentó suicidarse tomando estricnina.

Hay un hecho sintomático respecto a Margot. Los biógrafos de Vincent, incluso en alguna extensa biografía, o no la citan o se refieren a ella brevemente. Es como si no la considerasen importante en la vida del artista.

El mismo Vincent habla de ella a su hermano, no citando su nombre sino denominándola "Señorita X". Y no habla de su enamoramiento como en el caso de Kee, y no trata de justificarse como en el caso de Sien. Escribe después del intento de suicidio como si únicamente buscase desahogarse de su preocupación. Tal vez sea debido a que tras separarse de Sien y culpar a su hermano de esta separación, no tenga valor para decirle que tan solo cuatro o cinco meses después ha encontrado una nueva relación amorosa. Una vez que ha pasado el susto, no vuelve a hablar de ella. Su boda con ella no hubiese alterado nada la trayectoria del artista.

Se sabe que, años después, le regalaría un cuadro que le hizo llegar a través de su hermana.

Margot fue la única mujer que realmente amó a Vincent van Gogh, y quizá por eso, fue la única que no le hizo daño.

AFINIDADES. Cabría preguntarse si estas mujeres tan distintas tenían algo en común. El cuadro siguiente puede proporcionar algunas sugerencias:

 

EDAD
(Vincent +-)

PROFESION PATERNA

CIRCUNSTANCIAS FAMILIARES

EUGENIE -1 Pastor Huérfana
KEE +7 Pastor Viuda
SIEN +3 ? Abandonada
MARGOT +12 Pastor Huérfana

Analizando estos datos podrían darse las siguientes interpretaciones:

  1. Excepto en el caso de Eugenie, el pintor tiene cierta preferencia por las personas mayores que él. Esto puede traducirse por una compensación a su complejo de inferioridad aportando a cambio su juventud, o en la búsqueda en la mujer de un cierto afecto materno.
  2. No teniendo gran experiencia con las mujeres, el hecho de que sean hijas de pastor protestante, lo mismo que él, le podría dar una cierta seguridad en si mismo al moverse en un mundo que le es familiar.
  3. Todas las mujeres, por una u otra razón, tienen circunstancias familiares adversas, que podrían hacer creer a Vincent que tienen falta de una afectividad que él podría proporcionar.

CONCLUSION. En Vincent van Gogh se producen cuatro historias de amor con incidencias negativas y final triste. Podría decirse que las circunstancias se rodearon para que con él llegara el escándalo. Sea de una forma u otra, responsable o no, Vincent es un hombre que necesita amar, que está predispuesto para amar, y que no logra tener su propio hogar, su propia esposa y sus propios hijos.

El afecto que no encuentra en su familia, y el amor que no encuentra en la mujer le hacen unirse con desesperación, con todas sus fuerzas, al único elemento afectivo que le queda: su hermano Theo.

José Navarro

Utrera (Sevilla) España, Abril 1998


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